domingo, 21 de septiembre de 2008

La vida real llama a mi puerta. No se si quiero abrir.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Propósitos



Así está mi ajuar doméstico. Cada vaso de un tipo y color diferente.

Y me gusta así.

El ajuar.

Me encantan las casas sin orden ni concierto.

Yo nunca he tenido ajuar. Será que mi madre ya me veía venir.

Apenas una semana incorporada de las vacaciones y ya las siento tan lejanas. De nuevo hago mi lista mental de nuevos propósitos para el curso. Absurdo, lo se, sobretodo porque luego se me olvidan y no sirve para nada, pero...

Este año hay uno prioritario: búsqueda de la belleza.

En mi vuelta a la realidad (mientras viajo me siento ajena a todo) he querido ponerme al día de los acontecimientos ocurridos en mi ausencia. Veo con gran decepción la manera de tratar los medios el accidente aéreo. Deprimente y asqueroso. Qué espanto ver como se discute mezquinamente mientras aun están intentando identificar los cuerpos. Qué lamentable ver también a una mujer, que fue defendida de un maltrato, sacar partido a costa de su defensor en coma y estar en la tele cobrando por ser una basura sin conciencia ni respeto. Me ha servido estar desconectada un mes, fuera de la influencia de los medios, para darme cuenta de lo bajo y cutre que estamos cayendo.

En fin y en resumen, yo no quiero esto.

Chapuzas

Aquí estoy esperando que venga el huevero por tercera vez en lo que va de semana a arreglar una persiana, bueno otra, que se rompen todas.

El huevero es un señor que tiene una pollería debajo de mi despacho y que arregla los desaguisados que tengo. Una persona muy original, muy sencilla y absolutamente encantadora.

Lleva toda la vida haciéndolo, antes en casa de mis padres, que vivían cerca, y ahora aquí.

Ayer estuvo aquí. Llegó tarareando la bienpagá.

Le dije que si quería le ponía música a su tarareo, que tenía la versión de Diego el Cigala y otra de Mayte Martín. Despreciativo me comentó que la única versión que valía la pena era la de M. Molina.

Camarón...tampoco estaba mal, pero que le mató el peso de la gloria. "Es así y no se puede nadar contracorriente", dijo, mientras siguió cantando.

A mi me llama moza.

Y parece que hoy me ha dado plantón. Pero no se lo tengo en cuenta porque se que está en otra casa arreglando algo, tranquilo, sonriente, en su mundo que, por cierto, es más bonito que el de otros.