Acabo de leer un escrito sobre los sueños, parece ser que todos soñamos aunque no recordemos el qué. Quien suscribe el artículo dice sí recordarlos e incluso llevar un diario de sueños. No es mi caso.
Yo también sueño. Unas veces lo recuerdo y la mayoría no. Pero lo grave para mi no son los sueños en sí sino la existencia de una fuerza tan poderosa que me conduce por caminos no buscados, o por lo menos no conscientemente. Este es el tema, el subconsciente. Puede conmigo, me domina y los días que lo hace intensamente consigue que todos los pensamientos que intento no me obsesionen vaguen libremente por mi mente, colapsándola y recordándome que no está en mi mano olvidar sin más.
¿Cómo hacen el resto de los mortales? Es posible que sean mucho más fuertes que yo y tengan esa capacidad, que tanto admiraría de ser así, de decidir qué eliminan de su vida y por tanto de su mente, sin que esas fuerzas le obliguen a seguir viviendo lo que ya es pasado, lo que ya está olvidado por otros, lo que no va a suceder, lo que, en definitiva, no le permite estar en paz.
Son fiebres mentales que una vez pasan permiten a la mente volver a soñar tranquilamente en que te caes por una ventana, que intentas correr sin avanzar, que gritas pero la voz no fluye... todos esos sueños reiterativos que suenan a gloria (y ya es decir) al lado de las traiciones del subconsciente.
Yo también sueño. Unas veces lo recuerdo y la mayoría no. Pero lo grave para mi no son los sueños en sí sino la existencia de una fuerza tan poderosa que me conduce por caminos no buscados, o por lo menos no conscientemente. Este es el tema, el subconsciente. Puede conmigo, me domina y los días que lo hace intensamente consigue que todos los pensamientos que intento no me obsesionen vaguen libremente por mi mente, colapsándola y recordándome que no está en mi mano olvidar sin más.
¿Cómo hacen el resto de los mortales? Es posible que sean mucho más fuertes que yo y tengan esa capacidad, que tanto admiraría de ser así, de decidir qué eliminan de su vida y por tanto de su mente, sin que esas fuerzas le obliguen a seguir viviendo lo que ya es pasado, lo que ya está olvidado por otros, lo que no va a suceder, lo que, en definitiva, no le permite estar en paz.
Son fiebres mentales que una vez pasan permiten a la mente volver a soñar tranquilamente en que te caes por una ventana, que intentas correr sin avanzar, que gritas pero la voz no fluye... todos esos sueños reiterativos que suenan a gloria (y ya es decir) al lado de las traiciones del subconsciente.